Copiar es pecado, diferenciarse es divino

El sueño de muchos es tener su propia empresa, independizarse de jefes y hacer buenos negocios. La idea es respetable, pero no es para todos. Además de contar con la inversión inicial necesaria, hay que conocer el rubro elegido para olfatear al éxito. Uno de los negocios que tienen alta tasa de fracaso, pero de fácil accesibilidad para muchos, es el gastronómico: Saber cocinar sabroso, no es sinónimo de saber administrar un restaurante, tomando en cuenta la liquidación de sueldos, los costos producidos por mermas, desperdicios y cocción de la comida, capacitación a los empleados, impuestos, etc.

Otra forma que garantiza irse a la ruina o al menos a ser muy poco rentable, es establecer un negocio #yolopuedohacermejor, imitando a lo que parecería ser el boom de la tendencia. Los que llevamos algunas décadas analizando a los mercados, recordamos como proliferaron muy rápidamente: las canchas de tenis o paddle, los parripollos, los locutorios, los videoclubes, los maxi quioscos y tantos otros negocios que prácticamente están en extinción. Por supuesto que la lista es mucho más extensa, solo hace falta usar la memoria.

Tomemos un ejemplo de tiendas que se clonan: Los «Pet Shops». Es un negocio que requiere una inversión alcanzable (por lo menos para empezar y dependiendo del estatus del mismo) y/o sin requerimientos de sofisticado know how. Según una encuesta realizada por la consultora Kantar, se identificó que el 75% de los argentinos convive con una mascota (mayoritariamente perros y gatos). Muchos especialistas sostienen que, a partir de la pandemia, la cantidad de adopciones de mascotas se incrementó de forma sustancial.

El problema surge cuando el crecimiento de oferta (comercios que ofrecen alimentos y accesorios) supera a la demanda (mascotas que quieran comer). Por ejemplo: Mi gata Cocó, come casi 2 kilos de alimento por mes. Por más que hayan más locales, Cocó va a seguir consumiendo la misma ración. Y como siempre le doy la misma marca de alimento, voy a comprarlo en la tienda que me la venda más barata y/o que me quede más cómoda. Es decir, que el surgimiento de nuevas tiendas, no estará acompañado por mayores ventas globales. Es ahí a donde comienza la guerra de precios para poder competir (y subsistir) que dejará la rentabilidad de esos comercios en el subsuelo. Este mismo razonamiento podemos hacerlo, hoy en día, con los que venden comida elaborada por Kg., accesorios para celulares, suplementos dietarios, empanadas y panaderías económicas, entre otros.

No hace falta ser un experto en marketing, para comprender que va a triunfar en esta guerra de #yolopuedohacermejor, el que sepa diferenciarse de los otros competidores, entendiendo que es lo que quiere el cliente. Suponer que todos quieren ?bueno, lindo y barato? es otro gran error. Y seguramente, los beneficios buscados por cada comprador sean distintos: Un almuerzo en un día de trabajo (comida liviana, atención rápida y precios accesibles) versus cuando sale una noche con amigos y/o pareja (comida étnica, atención personalizada y precios acordes a la experiencia vivida). Entender a los clientes para lograr cierta fidelidad, se aprende. Pero no de forma inmediata: Es un proceso que lleva tiempo, esfuerzo y dinero.

Otro gran descuido, es suponer que por tener un buen producto o servicio (léase, aquel que el cliente está queriendo comprar) es suficiente. ¿Alcanza con tener los más lindos zapatos en un showroom ubicado en el 8°A de un edificio? Hay que comunicarse con esos clientes. ¡La página web es indispensable! Pero no alcanza con tenerla. ¿Cuántas veces googleando algún negocio nos encontramos con una página carente de información importante, o lenta, o llena de videos que demoran en descargarse o imposible mirarlas en el celular? Por más que existan sitios para crear webs del tipo «Do it your self», no es suficiente: Hay que entender de contenidos, diagramación, estética y lograr que Google la ubique en el listado antes que a la competencia.

No existe manera más eficiente de darse a conocer que no sea a través del #MarketingDigital, ya sea por un sitio web, por las redes sociales o publicidad. Muchos suponen, que las redes sociales son usadas solo por los adolescentes, pero las estadísticas muestran que ese pensamiento es erróneo. Cada una tiene su público, desde los más niños hasta los adultos mayores. Además, hay días y horarios a donde los usuarios son más receptivos, tanto sea desde un Smartphone o desde una computadora tradicional o tablet.

Y un error común más: Suponer que el éxito alcanzado será eterno. El cliente cambia, los competidores pueden mejorar sus propuestas de valor, el Estado puede modificar las reglas de juego, etc. Hasta la naturaleza misma puede revertir un gran negocio en crecimiento. No alcanza con tener ventajas competitivas. Siempre hay que pensar en que más se puede ofrecer, mirar alrededor de forma estratégica y no tener miedo en preguntarse ¿Qué pasaría si??